Los amigos son contados con los dedos de la mano dice mi padre, por eso le doy gracias a esos pocos elegidos de la vida que me fueron fiel y ayudaron toda la vida.
Leí algo y lo voy a compartir: Cierta vez le preguntaron a un ciego de nacimiento como creía que era el sol. Y el respondió: “Lo imagino tan importante como la amistad”. El consideraba que la gloria del sol debía ser semejante a la luz espiritual que, en medio de su oscuridad, recibía de sus amigos. ¿y quien podría negar que la bondad de un amigo es como un rayo de sol para el corazón?
Los antiguos simbolizaban la amistad mediante un joven de buen parecer, en cuyo vestido se leían estas palabras: “Para vivir y para morir”. En su frente se leía: “ En invierno y en verano”. Y con un dedo señalaba su corazón, sobre el cual estaba escrito: “ Lejos y cerca”. Así se comporta un buen amigo: está con nosotros en la vida y en la muerte, cuando nos va bien o cuando nos va mal, cuando vive a nuestro lado o cuando viaja al extranjero. Por eso, un amigo sincero nos acompaña y nos enriquece espiritualmente. Nos brinda su afecto y se muestra siempre leal. Su influencia es constructiva y nos ayuda a progresar.
Sin embargo, ¡cuán difícil es encontrar un verdadero amigo! Que nunca nos falle ni traicione. Que siempre nos comprenda y apoye.
ENRIQUE CHAI
1 comentario:
eesta bueno
Publicar un comentario